Don Marcelo Torcuato de Alvear era nieto del general Carlos María de Alvear, amigo (y luego ex amigo de San Martín). Hijo de Don Torcuato de Alvear, intendente de la ciudad de Buenos Aires.
Don Marcelo se acercó a la Unión Cívica de la Juventud en
1889, fue parte de la Unión Cívica, luego de la Unión Cívica Radical y, luego de la revolución de 1893 se vinculó
a Don Hipólito Yrigoyen y fue una figura crucial en al Revolución Radical de
1905.
De una entereza y valentía admirables, como era costumbre en
los hombres políticos de aquellos años.
Los que admiramos a Yrigoyen le tomamos antipatía a Alvear
porque, durante su gobierno (que fue excelente en muchos sentidos, aunque
"galerita", como decía don Hipólito) ninguneó al viejo líder. Sin
embargo no se metió en la sucesión y, si bien muchos de los suyos armaron un
radicalismo "antipersonalista" en contra de Yrigoyen, él nunca se
comprometió con eso.
Luego del golpe del 6 de septiembre de 1930, en el que él no
tuvo participación, fue de los que rodearon a Yrigoyen. Estuvo preso por pretender
organizar la resistencia al "régimen" que había vuelto con toda
energía y con una inocultable adhesión a las ideas autoritarias que reinaban en
Europa (el fascismo italiano y el nazismo alemán).
Cuando don Hipólito se encontraba en el lecho de muerte, el
3 de julio de 1933, pidió que "ayudaran a Marcelo" a reorganizar el
radicalismo para enfrentar un esquema autoritario del que todavía, a principios
del nuevo siglo, no podemos librarnos.
Don Marcelo hizo lo que pudo. Algunos yrigoyenistas, sobre
todo jóvenes, no le tenían confianza y lo hostigaron. Sin embargo buscó luchar
hasta su muerte, contra el fraude y la corrupción de aquel tiempo. En eso
terminó de gastar su fortuna (había sido uno de los hombres más ricos de la
Argentina de entonces). Le quedó una quinta en Don Torcuato, en donde murió y
vivió su admirable esposa (Regina Pacini) hasta
su muerte (Su historia de amor merecen un relato especial porque ha sido maravilloso).
Hoy veo que se pretende rescatar la figura de don Marcelo
como para justificar el giro conservador del radicalismo. Es un error
ideológico. Los giros conservadores del radicalismo no tienen que ver con
Alvear. Su gobierno fue ordenado y progresista. Por su puesto que, en el
sentido que podía serlo en 1922, con un liberalismo laicista pero con absoluto
respeto por la soberanía nacional y el respeto por los derechos individuales.
No le pidamos que haya sido un gobierno "revolucionario", no lo era
ni pretendía serlo. Pero fue bueno y progresista. Los conservadores vieron en
él alguien más "simpático" que Yrigoyen (que también era
estanciero...) por ser "de su clase", un representante de "la
aristocracia del barrio"... pero nada más.
Yo rescato y valoro toda la etapa heroica de Alvear. Como
gobernante fue progresista y honesto y como líder del radicalismo fue valiente y
combativo. No lo mezclemos con otra cosa...
El radicalismo, mal que le pese a muchos, es un partido de
origen popular con ideas progresistas y nacionales. Como toda organización
humana es falible y contradictorio. Falible y contradictorio como los amigos
que creen que el peronismo es “de izquierda”. Tan falible y contradictorio como
quienes hoy, so pretexto de erradicar una variante del populismo, participan de
un gobierno que es, a todas luces, conservador.
No dudo de la buena fe de los que se han comprometido en
esta gestión, a muchos los conozco personalmente y sé de su honestidad y buenas
intenciones. Deseo que puedan hacer las cosas lo mejor posible. Pero tengo
claro que este es un gobierno conservador del que solamente espero que respete
las garantías republicanas, la vigencia de los derechos de los más débiles y la
independencia de la justicia. No espero otra cosa... y ya es bastante.
(Debo reconocer que esta visión de Alvear la he acuñado gracias a un querido dirigente radical de José C. Paz, Francisco "Coco" Benemio, quien me hizo ver, desde su yirigoyenismo, la esencia de la personalidad de este grande del radicalismo).
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