Fueron encerradas y se produjo un incendio. Murieron ciento veintinueve obreras.
Pasaron muchos años desde entonces, más de cien y se siguen reclamando las mismas cosas.
Es por eso que hoy no es un día de festejos y flores sino de reflexión y compromiso con los derechos básicos de los trabajadores. También por el respeto al derecho a peticionar.
Banalizar los hechos importantes y convertirlos en un “festejo” inocuo es una falta de respeto a las mujeres y a todos los seres humanos que sufren abusos de parte de los poderosos.
Nuestro eterno agradecimiento a las mártires del 8 de marzo de 1908
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