¿Por qué, Claudia y yo nos
mojamos hasta los huesos el 18 de febrero?
Las instituciones... la
"juridicidad"... el respeto por "el otro"... no son
palabras para pequeña campaña electoral...
Primero debo decir que no me
opongo a este gobierno nacional por los mismos motivos que los conservadores
agazapados en algunos grupos de poder que, en su momento, fueron
"parte" activa y principal de este gobierno.
Me opongo a este gobierno no
por lo que dice que quiere y hace sino por lo que "realmente" quiere y
hace (y cómo lo hace).
Estoy a favor a la inclusión
social, de la presencia del estado en la economía para procurar nivelar las
desigualdades. No estoy a favor que la corrupción se enseñoree de la acción
pública y manche, como aceite, toda acción de gobierno.
Sí estoy a favor de que haya
planes sociales... No estoy a favor de la esclavitud que significan planes que
generan dependencia de conciencia y atentan contra la dignidad de los
beneficiarios.
No leo Clarín, porque manipula
a sus lectores (lo hizo siempre, a favor de la dictadura, contra Alfonsín, a
favor del meneminsmo, a favor de éste gobierno hasta 2008... en que se pelearon
por plata). Este grupo de comunicación es solamente el "boletín
informativo" de grupos de intereses muy poderosos... que siguen y (tal
vez) sigan haciendo "negocios" a costa de los ciudadanos de a pié.
Respeto y quiero a muchos
militantes oficialistas que han demostrado con su vida y su compromiso su
sinceridad y buena voluntad. La cosa no es con ellos... ellos también son
víctimas como lo he sido yo de algunos dirigentes a los que apoyamos alguna
vez.
Creo en la vigencia de las
instituciones republicanas, en la división de poderes y en el respeto por la
autonomía de cada poder. Es un principio que se impuso en la constitución para
que, "ni ebrios ni dormidos" se vuelvan a los abusos que vivió el
país durante todas las dictaduras.
Por esas instituciones hemos participado
de la marcha del día 18 de febrero. No por "esos" funcionarios
judiciales, ni siquiera por el fiscal asesinado... Marchamos porque no puede
tolerarse que al que investiga, con razón o sin ella, se le pegue un tiro en la
sien.... No puede tolerarse, por las instituciones, no por las personas que las
integran.
Ese día salimos... sabiendo
que íbamos a mojarnos. ¿Por qué? ¿Por la convocatoria de unos fiscales? ¿Por
solidaridad por la muerte de un fiscal que estaba a punto de presentar un
trabajo de investigación en que se cuestionaban seriamente medidas de gobierno? No, por mucho más, por los símbolos...
Los símbolos son importantes,
indican realidades o anhelos profundos... La división de poderes, la justicia
independiente, la libertad... esas Grandes Palabras que debemos, día a día,
hacer realidad "para nosotros, para nuestros hijos..."
Como salimos durante la dictadura... como
salimos en Semana Santa de 1987, en enero de 1988, en diciembre de 1988 y en
diciembre de 1989... En la marcha contra los indultos de Menem (¿se acuerdan de
este actual senador oficialista?). A
ponerle el pecho al autoritarismo.
A Claudia y a mí no nos van a
enseñar progresismo estos fascistas, chantas hacedores de negocios para
beneficio personal. Tenemos la vida (con patinadas y contradicciones, sí) para
demostrarlo.
No salimos a apoyar ningún
golpe... salimos a "aguantar" el golpe. El golpe que pretenden dar
buscando impunidad para sus negocios... para su tergiversación hipócrita de la
historia... Nosotros metimos en cana a los jerarcas golpistas, a los que
pretendieron violentamente revoluciones que nadie les pidió, a López Rega (¿se
acuerdan?). No nos corran con "hubieran pedido justicia a la
dictadura", porque la pedimos y nos bancamos las consecuencias... ¿O se
adueñaron del medidor de compromiso democrático?
Que los radicales estamos
enroscados en luchas mediocres por pequeños jironcitos de poder... es verdad.
Es nuestra crisis, es la crisis de la política como la tiene el oficialismo (en
todas sus variantes), aunque desde el poder. Asumir esta “crisis de la política”
es esencial. Y hablamos de política al estilo yrigoyeneano (una “religión laica”),
un servicio a la comunidad, no una “actividad comercial” más. Esta crisis nos
atraviesa a todos y mejor que la resolvamos antes que los jefes mafiosos asuman
directamente el poder, sin testaferros.
Pero dejen de matar al
mensajero.
El asunto es más importante
que apoyar o no a un gobierno. Estamos ante la integridad de la república y sus
instituciones.